Desde el primer momento, se esbozó como objetivo necesario
la localización mediante georradar de ciertos tramos del acueducto romano de
Cádiz. Al encontrarse soterrado la mayor parte de su trazado, esta técnica no-destructiva
de localización fue una de las apuestas que nos planteamos como indispensable.
La detección con georradar se realiza mediante ondas
electromagnéticas que emite una antena acoplada al equipo. Estas ondas rebotan
de forma diferente cuando encuentran materiales con distintas propiedades,
formando hipérbolas en un radagrama que son posteriormente depuradas e
interpretadas por el geólogo experto en el manejo del georradar y con la
experiencia necesaria para la interpretación de resultados.
Recientemente hemos podido escuchar en los medios sobre
esta técnica, ya fuera por lamentables noticias de asesinatos y búsquedas
forenses o por pesquisas arqueológicas de enterramientos de autores ilustres
del Siglo de Oro.
Ejemplo de radagrama realizado en la búsqueda de la tumba de Miguel de Cervantes
Las mediciones, en nuestro
caso, se han realizado con dos antenas distintas: una de 100 MHz y otra de 500
MHz. La primera ofrece menor resolución pero mayor profundidad, superando los
10 metros. La segunda, la que más hemos utilizado, nos ofrece una gran
resolución a una profundidad en torno a los 2 metros, ideal para localizar
muchos de los restos que deben encontrarse alrededor del metro de profundidad.
Por el momento hemos realizado
pases en las proximidades del manantial de Tempul, en la Finca El Mimbral, así
como en varios puntos del sifón del Valle de los Arquillos: en los Isletes
Altos, Torre de la Rendona, restos del venter junto al cortijo, en las
proximidades del Torreón de los Arquillos y, en la parte final del sifón, en la
ladera del Monte de la Silla.
En algunos de estos lugares
nos hemos encontrado con el problema de la superficie del terreno. Para un
resultado óptimo, es aconsejable realizar el pase por una superficie lo más
llana posible. Atendiendo a esto, en algunas zonas aradas recientemente se
produjeron algunas interferencias que el experto deberá depurar para obtener
resultados válidos. Además de este condicionante, hay otras alteraciones que pueden
afectar a la lectura, tales como la humedad, la presencia de agua en el
terreno, su composición y compactación, etc.
Los puntos en los que el
aparato detecta anomalías son señalizados para que posteriormente sean
georreferenciados por el GPS submétrico, volcando los datos en
nuestro sistema de información geográfica.
Ya se
han producido algunos resultados interesantes que están siendo filtrados e
interpretados, con lo que esperamos poder ofrecer pronto información al
respecto…
"Gavilla artesanal" improvisada con un tallo de girasol sujeto por rocas
y con un jirón de plástico señalizándolo
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