El
pasado 24 de julio comenzamos con la limpieza de uno de los tramos que nos
interesaban especialmente, aquel más cercano al propio manantial y cuyas
características habían despertado el interés de nuestra compañera Jenny Pérez, cuando lo visitó durante la elaboración de su Tesis
Doctoral hacía cuatro años.
El
tramo se localiza en una zanja de drenaje
cercana a Tempul, excavada para evitar que se introduzcan en el manantial
arroyadas de aguas sucias durante las épocas de lluvias. El lugar se encontraba
cubierto de maleza y solo se adivinaba en la superficie,
la cara superior de un sillar estrecho y alargado.
En
cuanto retiramos la maleza vimos que la tierra suelta dejaba al descubierto una
estructura transversal a la galería compuesta por un sillar de arenisca, al que
muy pronto comenzamos a buscar funcionalidad. Las hipótesis fueron variadas:
muro de contención de tierras, para la protección de la galería frente a
arroyadas, como delimitación del espacio del manantial romano, como hito que
marcaba el punto en que la galería entraba en el ámbito subterráneo por primera
vez, … La solución funcional deberemos dársela a lo largo del desarrollo del
proyecto.
Aún
así, seguíamos sin dar con la galería que documentara nuestra compañera Jenny
Pérez hacía cuatro años. En ese tiempo se había depositado una capa de tierra
sobre la estructura, que tardamos alrededor de un par de horas en descubrir. La
cubierta plana y su conexión con el sillar transversal eran las peculiaridades,
junto a la cercanía al punto de captación, que hacían de este lugar un punto de
gran interés para nuestro estudio. Aquel tipo de cubierta con la que los
romanos remataron la galería (muy poco utilizada en el resto del trazado),
reforzó alguna de las hipótesis iniciales sobre el funcionamiento de aquel
tramo. La necesidad de proteger la galería de aquella manera nos hizo pensar
que debía encontrarse al descubierto en aquel punto, con lo que dejar el opus
en bruto a la vista era impensable. Se reforzó asimismo la idea de protección
contra arroyadas. En cualquier caso, serán cuestiones todas éstas que deberemos
aclarar en un futuro.
Con
la ayuda de nuestros buenos amigos Juanma y Joaquín, comenzamos a ubicar
espacialmente los restos que habían aparecido tomando como referencia la
alambrada del manantial de Tempul. Éste sería el comienzo de la
georreferenciación y documentación de aquel tramo.
Pero
aún nos quedaba trabajo por realizar…
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